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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Historia de los vampiros

Los vampiros en la Antigüedad
Inicialmente la mayoría de menciones de seres con características vampíricas en la Antigüedad son parte del folclore y de los mitos en casi todas las civilizaciones, desde Egipto y Sumeria hasta las culturas indoamericanas.
En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utuhu y a los Maskin, seres muy similares a los vampiros que eran los culpables de las enfermedades y las pestes, por parte del pueblo. Estos seres junto con las huestes de Alal y Telal, pueden considerarse como antecesores de los vampiros.
En el Antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun, caracterizada por tener aspecto de lobo y largos colmillos. Solían alimentarse de los cuerpos de sus víctimas humanas. Los fenicios tenían la creencia de que la mortandad de niños era debida a los ataques de Lilitu, espectro errante que se alimentaba de la sangre de los infantes. Se hicieron exorcismos para devolver a los chupasangres (también llamados chtonios, "amigos de la sangre") a sus tumbas.
En el folclore árabe y africano se menciona la existencia de unos demonios necrófagos y vampiros, que cambian de forma a su antojo, llamados guls, en árabe, "Al-ghul" (demonio, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta). En uno de los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro el protagonista es un Ghul.
En el judaísmo uno de sus arquetipos míticos es Lilith, la primera mujer de Adán, de quien se decía que se alimentaba de la sangre de los niños no circundados y es inspiradora de muchos personajes de vampiresas seductoras en la ficción por su acentuado carácter sexual.
En la India los vetala (demonios vampiros) ocupan un lugar importante en las narraciones y, como parte de la corte de Siva, rondan los lugares de cremación. Igualmente en las mitologías budista hinduista y mitología jainista, un preta es un espíritu atormentado, el alma de un fallecido condenado a sufrir una eterna hambre de de sustancias repugnantes o de sangre lo cual lo torna peligroso para los vivos.
En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. También los Aztecas creían en un ser vampírico conocido como Civatateo que atacaba a los niños que después morían de una extraña enfermedad. También se dice que atacaba en las noches y especialmente en los cruces de caminos. También en la cultura Maya se creía que el guardian de Xibalba era un murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decía arrancaba las cabezas de los extraños.
En Europa, concretamente en la mitología griega, está la leyenda de Lamia, hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa Hera al conocerse que Lamia tuvo un romance con Zeus. Para vengarse, Lamia comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda originó la superstición que persistió en las zonas rurales de la Grecia moderna, según la cual Lamia atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la "chupasangre". También en la mitología griega se encuentra el caso de Empusa, hija de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las striges, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado Vrycolaka, que atacaba a su familia después de muerto.
Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.
Entre los francos la creencia en vampiros era tan acendrada, pero sobre todo con el canibalismo al parecer eran una practica común que en la Ley Salica, promulgada en el siglo V. hay previstas multas a quienes practiquen el vampirismo: "...La mujer vampiro que devore a un hombre, comprobándose su culpabilidad, deberá pagar una multa de 8000 deniers, o sea , 200 sous"
En España, hacen parte del mito criaturas como las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, todas ellas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.

El vampiro en la Edad Media
En la edad media los vampiros empiezan a ser`parte de mitos y leyendas relacionados con personajes reales o con identidades mas caracterizadas asi sean míticas.
En la Saga Eyrbyggja que data del siglo XIII, sobre la colonización de Islandia, se cuenta como un jefe normando, Thorolf, regresa de su tumba para aterrorizar a la población hasta que su cadáver es incinerado.
La palabra upier (también como en polaco significa vampiro) llegó a utilizarse por primera vez en Rusia en el año 1047 para referirse a un príncipe ruso.
En 1190 Walter Map escribe De Nagis Curialium, en donde escribe hechos ocurridos por ataques vampíricos en Inglaterra. También recoge casos ingleses William de Newburgh en sus Chronicles, en 1196.
En España, en la región catalana del Alto Ampurdán (Gerona), se originó en el siglo XII una leyenda un poco olvidada pero que quizá sea la más importante sobre vampiros en la península Ibérica, y es la del Conde Estruch, Estruc o Estruga, un anciano caballero feudal, defensor de la cristiandad que vivió en el Castillo de Llers, destruido durante la guerra civil española, y quien se dice que murió asesinado y, como consecuencia de una maldición por su represión de las costumbres paganas que persistían en la zona, se convirtió en vampiro, aterrorizando mucho tiempo a los habitantes de la comarca, seduciendo también a jóvenes mujeres que quedaban embarazadas para dar a luz engendros monstruosos que morían al nacer.
Igualmente en una población catalana de la provincia de Tarragona, llamada Pratdip, nombre que en catalán significa “Prado del vampiro”, existe la leyenda de los “Dips”, unos perros vampíricos que asolaron la comarca y cuya figura aparece en el escudo de la población, así como en retablos de una ermita cercana dedicados a la patrona local, Santa Marina. En esa población existen también las ruinas de un castillo que la tradición oral local atribuye fue la morada de Onofre de Dip, otro señor feudal convertido en vampiro. En Escocia existe una leyenda que se remonta al Reinado de Jacobo I en el siglo XV, sobre Swaney Beane quien conformó una salvaje e incestuosa familia de caníbales y vampiros que asoló la comarca de East Lothiam durante 25 años, hasta que fueron descubiertos en la cueva en que vivían y ajusticiados en Leith.
El vampiro en la edad contemporánea
El vampiro, que ya desde el siglo XIX es un icono universal en la literatura de ficción, sigue presente en crónicas periodísticas y en leyendas urbanas. El caso de vampirismo ajustado a los cánones del mito, más famoso en tiempos recientes es posiblemente el incidente sucedido en 1892 con Mercy Brown fallecida a los 19 años a causa de tuberculosis en Exeter, Rhode Island, USA y cuya inhumación fue realizada ante el temor de que se haya convertido en vampiro siendo este un caso clásico en la mitología urbana de esta región de Nueva Inglaterra. Igualmente es notable, ya en una Inglaterra del siglo xx, el caso del vampiro de Highgate, antiguo y famoso cementerio en un suburbio londinense que a finales de la década de los 60s fue el ecenario de una leyenda urbana según la cual el sitio era rondado por un vampiro con características fantasmagóricas que cobró algunas victimas antes de ser destruido con intervención de autodenominados cazadores de vampiros, que llegaron incluso a organizar una caceria la noche del 13 de marzo de 1970, cuando decenas de curiosos y ocultistas invadieron el cementerio en busca del supuesto vampiro.
El vampiro en la cultura contemporánea
El arquetipo del vampiro está presente en la cultura contemporánea principalmente de tres maneras:
Como prototipo de personajes de los videojuegos, de los comics o de la literatura popular y del cine.
Como icono y disfraz que no puede faltar en Halloween, particularmente el estereotipo que popularizó Hollywood encarnado por el actor Bela Lugosi.
Como paradigma o referencia de ciertas subculturas o tribus urbanas, como la Subcultura gótica.

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